miércoles, 31 de julio de 2013

JUNTOS POR LA VIDA: INTRODUCCIÓN AL TEMA (Punto 7)

7) Vivimos en un mundo en el que la fe en “Mammon”, el rey dinero, amenaza la credibilidad del Evangelio. La ideología del mercado difunde la creencia de que el mercado global salvará el mundo mediante un crecimiento ilimitado. Este mito es una amenaza no solo para la vida económica sino también para la vida espiritual de las personas, aunque no sólo la vida de la humanidad sino también de toda la creación. ¿Cómo proclamar la buena nueva y los valores del reino de Dios en un mercado global, o vencer el espíritu del mercado? ¿Qué tipo de acción misionera puede realizar la iglesia en medio de la injusticia y la crisis económicas y ecológicas a escala mundial?

Anma Troncoso Pérez Yo creo que la crisis económica mundial está haciendo que perosnas de buen corazón empiecen a buscar otros valores más profundos que el dinero.

Juan Ramón Junqueras Vitas No hemos de olvidar que el capitalismo liberal nace en el seno de una religión mal entendida: El dinero es una bendición de Dios ergo cuanto más dinero se posee es que más cerca se está de Dios. Así, el pobre es un maldito. Así, el dinero se convierte en el signo de nuestra fidelidad religiosa. De ahí al "evangelio de la prosperidad", que tanto daño está haciendo en algunas iglesias, no hay más que un paso. Recomiendo vehementemente el libro de José Antonio Pagola "Jesús y el dinero".

Daniel Vergara La Iglesia en la Misión de Dios, no puede servir o contemporizar con Dios al mismo tiempo que con el dinero, son realidades diferentes y llevan implícitos valores diferentes. Una visión orientada al dinero, o economía de mercado, va acompañada de avaricia y ambición, con el objetivo de obtener cuanto más lucro mejor, cualquier actividad que realiza está orientada a la consecución de beneficios propios, dejando en un segundo plano las consecuencias que su acción pueda tener frente a otros. Una visión orientada a la riqueza, busca obtener más riquezas, busca utilidades a cuantas cosas se realicen, aprovechando al máximo las oportunidades para acrecentar y rentabilizar hasta el último céntimo, no importan las consecuencias ni sobre quien se deba pasar para conseguirlo. Las consecuencias de estas acciones, las podemos observar de forma sencilla, es por esto que la Tierra está como está ahora, contaminada, en multitud de conflictos bélicos que parecen interminables, hambrunas que matan cada día a miles de personas, llena de dolor y desasosiego. Miles de personas caminan por nuestras calles desorientadas y deprimidas, pensando que sus vidas ya no tienen ningún valor, pues no pueden proveer a sus familias el alimento, el techo, el vestido, etc. Sus vidas ya no valen, han dejado de poder consumir, objetivo para el cual fueron hábilmente programadas por una sociedad para el consumo y el beneficio de las grandes corporaciones económicas. 
Una Iglesia orientada en la Misión de Dios, no es la que fomenta la vagancia o el vivir metidos en una iglesia agotando los recursos familiares o de otros por no hacer una labor que proporcione los medios necesarios con los que sobrevivir. No se trata de aislarse del mundo en el que vivimos. La Misión orientada en Dios es aquella que, llama a la responsabilidad en el trabajo, un trabajo que produzca beneficios a quienes lo realizan, a sus semejantes y a toda la comunidad, un trabajo que no se haga exclusivamente para obtener un sueldo con el que subsistir, sino por la necesidad de ser útil y aportar crecimiento a los que nos rodean, cuidando que el beneficio no esté sustentado con las destrucción de otros seres humanos o el deterioro del planeta. Una Misión enfocada en Dios, es aquella que llama a dar la mano a los semejantes, sin importar que eso pueda retrasar los objetivos económicos que en su momento se hubieran programado.
Una Iglesia enfocada en la Misión de Dios, está llamada a orientar sobre los valores del Reino de Dios, el Dios que ha manifestado el Hijo, un Dios que es amor y misericordia, La tierra, la oikoumene, es el lugar donde debemos aprender a vivir sobre esos valores de justicia, paz e integridad de la creación, haciendo visible el Reino, aprendiendo a amar incondicionalmente a todos y a todo. La Misión enfocada en Dios es aquella donde podemos dar a todos nuestros actos una orientación de amor, sin que sea una prioridad el dinero o cualquier otro aspecto material, “buscad primero el Reino de Dios y todo lo demás os vendrá por añadidura”

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