miércoles, 24 de julio de 2013

JUNTOS POR LA VIDA: INTRODUCCIÓN AL TEMA (Punto nº 3)

3) La vida en el Espíritu Santo es la esencia de la misión, y el centro de por qué hacemos lo que hacemos y de cómo vivimos nuestras vidas. La espiritualidad da un sentido más profundo a nuestras vidas y motiva nuestra acción. Es un don sagrado del Creador, la energía que permite afirmar y cuidar la vida. Esta espiritualidad de misión posee una dinámica de transformación que, mediante el compromiso espiritual de las personas, es capaz de transformar el mundo en gracia de Dios. ¿Cómo podemos recuperar la misión en tanto espiritualidad transformativa que afirme la vida?

COMENTARIOS:

Juan Ramón Junqueras Vitas A mi entender, y en primer lugar, dejando que ese poder transformador nos transforme a nosotros. No se trata de parloteo religioso, sino de comunicación veraz. El pilar fundamental de una comunicación veraz es la credibilidad. Dios nos llama a ser creyentes, pero también a ser creíbles. Jamás podremos hablar de forma creíble a la sociedad posmoderna de transformación si no se nos percibe a nosotros en el medio mismo de ese proceso. No se nos pide una transformación plena, porque eso es un don sobre el que no tenemos autoridad, pero sí transitar su camino. Creencia que ofrece un testimonio creíble.

David Solanilla Sánchez Muchas veces el comportamiento, el buen ejemplo, las acciones hablan mas fuerte que las palabras, pero para actuar así debemos dejar que Dios actue en nuestros corazones primero

Daniel Vergara "Y yo rogaré al Padre y os dará otro Consolador, para que esté con vosotros para siempre: el Espíritu de verdad, al cual el mundo no puede recibir, porque no lo ve ni lo conoce; pero vosotros lo conocéis, porque vive con vosotros y estará en vosotros." (Jn 14: 16-17) Sin duda lo único que puede impulsar a la comunidad cristiana en la "Misión" es el Espíritu Santo. El mismo Espíritu que llama a cada ser humano a volverse a Dios, el que hace posible la conversión y renovación de cada vida, el que llama a los convertidos a congregarse de día en día, el que aníma a la comunidad a vivir los valores del Reino, el que clama desde ella por la justicia, la paz, la reconciliación, el cuidado de la creación entera, el que nos muestra que un mundo diferente es posible, porque las fuerzas del dolor y de la muerte han sido vencidas por Cristo. El Espíritu Santo que nos muestra al Padre como el creador supremo que ama su creación, de la formamos parte.

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