25 de Julio 2013
Junto con otras comunidades basadas en la fe, el Consejo Mundial de Iglesias (CMI) ha participado en la elaboración de una declaración iniciada por la Agencia de la ONU para los Refugiados que tiene como objetivo incrementar la protección para los más de 40 millones de refugiados, desplazados internos y apátridas que hay en el mundo.
«Un valor central de mi fe es acoger al extranjero, al refugiado, al desplazado interno, al otro. Los trataré a ellos como quisiera ser tratado yo mismo, e invitaré a los demás, incluidos los líderes de mi comunidad, a que hagan lo mismo».
Basándose en los valores comunes de acogida presentes en todas las religiones, entre ellas el cristianismo, el budismo, el hinduismo, el islam y el judaísmo, la declaración lleva el siguiente título: Acoger al extranjero: afirmaciones de líderes de comunidades basadas en la fe. Fue publicada el 12 de junio en Ginebra (Suiza).
La declaración fue recomendada el año pasado en una reunión organizada por el Alto Comisionado de las Naciones Unidas para los Refugiados. Durante esta reunión, los líderes religiosos, las organizaciones humanitarias basadas en la fe y los representantes gubernamentales abordaron el tema de "fe y protección".
Algunas de las organizaciones que elaboraron la declaración junto con el CMI son la oficina del Arzobispo de Canterbury, el Servicio Jesuita para Refugiados , el Centro de Oxford para estudios hindúes, la Facultad de Teología Católica Romana de la Universidad de Viena, la Federación Luterana Mundial, la Alianza Evangélica Mundial y Visión Mundial Internacional.
Sydia Nduna, encargada del programa del CMI sobre Migración y Justicia Social, afirmó: «El CMI siempre ha estado comprometido con la causa de los refugiados, las poblaciones desarraigadas y los trabajadores migrantes, y ha desempeñado un papel importante en la elaboración de algunas de las declaraciones principales de la ONU durante los pasados decenios».
«El carácter sagrado de la vida humana y la santidad de la Creación son una parte central de nuestras creencias cristianas», añadió. «Esta afirmación –explicó – insta a los líderes religiosos a crear comunidades incluyentes que acojan a las personas sin importar su edad, sus capacidades, su origen étnico, su género, su clase social, su casta, su nacionalidad o su raza. Nuestra fe cristiana nos impulsa a garantizar que la vida humana y la seguridad física y personal tienen su lugar en la ley y en las instituciones».
El proyecto de Justicia Social y Migración, que forma parte del programa de Comunidades justas e incluyentes, publicará una declaración teológica titulada El otro es mi vecino: elaborando una respuesta ecuménica a la migración (traducción libre). Esta declaración se publicará durante la cuarta Consulta Internacional de las iglesias con los migrantes, un evento organizado conjuntamente con el Diálogo de Alto Nivel de las Naciones Unidas sobre la migración internacional y el desarrollo, que se celebrará durante el mes de octubre en Nueva York.
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