Para publicación inmediata: 23 junio 2011
La Dra. Susan Parry ha convertido su visión de una “iglesia competente en materia de SIDA” en una realidad que ha ayudado a miles de personas del África Meridional y del resto del mundo cuyas vidas están afectadas por el VIH.
Parry explica que es necesario pasar de una “iglesia respetuosa con el SIDA” a una “iglesia competente en materia de SIDA”, observando que, mientras la primera denota tolerancia, aceptación y una actitud receptiva, la iglesia competente en materia de SIDA va mucho más allá.
“Una iglesia competente en materia de SIDA y VIH designa una iglesia bien informada, inclusiva, que ofrece una respuesta proactiva y que acompaña. Para conseguirlo se necesita un liderazgo fuerte, conocimientos actualizados precisos, redes y recursos apropiados, una teología transformadora y una solidaridad compasiva que restaure la dignidad y la esperanza”.
Parry, que tiene una especialización médica en hematología y pediatría, está en buena posición para definir e informar sobre las mejores prácticas de las iglesias en sus respuestas al SIDA. Autora del manual “Beacons of Hope: HIV-Competent Churches”(Luces de esperanza: Iglesias competentes en materia de VIH), la doctora es coordinadora regional de la Iniciativa Ecuménica sobre el VIH y el SIDA en África (EHAIA, por sus siglas en inglés). Su región incluye 12 países más algunas islas.
Su concienzuda investigación, junto con su anhelo por conseguir una respuesta más contundente de la iglesia al VIH y el SIDA, ayudaron al establecimiento de la EHAIA en 2001.
En 1999, durante una conferencia sobre los servicios comunitarios de atención en París, en la que representaba al Consejo Mundial de Iglesias (CMI), Parris escuchó una vehemente condena de la respuesta al SIDA ofrecida por las organizaciones religiosas, en particular con respecto a la prevención.
Entonces se dio cuenta de la apremiante necesidad de que las organizaciones religiosas fueran visibles en todo el mundo, tanto en cuanto participantes en el proceso de aprendizaje como en cuanto contribuidores por la amplia labor de asistencia que las iglesias llevan a cabo en respuesta al VIH y el SIDA.
Una pionera de la promoción de la respuesta de la iglesia al SIDA
En 2000 y 2001, Susan Parry llevó a cabo una serie de estudios analíticos para el CMI sobre la situación del VIH y el SIDA en varios países, las respuestas nacionales, la respuesta de las Naciones Unidas y de las ONG, así como sobre la respuesta de la iglesia. El propósito era responder a la pregunta: “¿Cuáles son las carencias y dónde están las oportunidades?”.
Parry también participó en consultas con dirigentes de las iglesias de África, donde se planteó el problema del SIDA como una nueva cuestión crítica.
En 2003, en el Foro mundial de asociados sobre los niños afectados por el VIH organizado por UNICEF y ONUSIDA, Parry presentó el informe “Respuestas de las organizaciones religiosas al VIH y el SIDA en el África subsahariana”, que abarca 52 países. El objetivo de este informe era poner de relieve la credibilidad y las contribuciones de las organizaciones religiosas en el ámbito del VIH y del SIDA, y destacar su potencial.
También cuestionaba la desigualdad en la financiación y refutaba la creencia errónea de que al financiar una organización religiosa se estaba apoyando a una denominación en vez de una prestación de servicios aconfesionales.
Desde entonces, los conocimientos de Parry se han difundido más allá del África Meridional, mediante proyectos de educación y apoyo a nivel de base en África Oriental, Occidental y Central, así como, por primera vez, en países africanos de habla portuguesa y en otros lugares del mundo.
Un ejemplo ilustrativo tanto de la influencia personal de Parry como de la fuerza de la EHAIA tuvo lugar en el país de Madagascar, una gran isla situada frente a la costa este de África. Tras darse cuenta de que ninguna solución “importada” sería eficaz, Parry y otros dirigentes de la EHAIA visitaron a un numeroso grupo de dirigentes de iglesia de Madagascar de distintas denominaciones.
Durante el encuentro, un representante del Ministerio de Salud dijo que era “muy necesario que las iglesias trabajaran juntas, y en colaboración con el Gobierno, para hacer frente al VIH”. En un comentario aparte, el intérprete musitó: “Las iglesias, ¿trabajar juntas? ¡Eso no ocurrirá jamás en Madagascar!”.
Sin embargo, durante los años que siguieron, las palabras del intérprete resultaron ser erróneas, y la EHAIA sigue llevando a cabo su compleja y estimulante labor, organizando talleres para, entre otros, los dirigentes de iglesia, los jóvenes, las personas laicas y las instituciones teológicas en diferentes partes de la isla.
Entre tanto, Susan Parry prosigue su labor, pues el VIH sigue siendo un problema para las personas, las familias, las iglesias, las comunidades y el mundo en general. “Se trata de un virus que nos lleva a replantearnos quiénes somos, cuáles son nuestras responsabilidades mutuas y quiénes estamos llamados a ser”, afirma la doctora. “Un virus que siempre está activo requiere respuestas que siempre sean dinámicas. No pueden ser nunca rutinarias”.
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Este artículo es el primero de una serie de retratos que presentan la labor que la EHAIA lleva a cabo a través de sus coordinadores regionales y consultores teológicos. Esta serie de artículos se publica con motivo del décimo aniversario de la EHAIA, que tendrá lugar en abril de 2012.
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