por Theodore Gill (*)
“Las religiones como instrumentos de paz” es el subtítulo del curso de verano de 2011 sobre “Construir una comunidad interreligiosa”. Veintitrés estudiantes de más de una docena de países se han reunido en el Instituto Ecuménico de Bossey, Suiza, con motivo del curso que tiene lugar del 4 al 29 de julio.
Mohammed Azhari de Australia:
"Al llegar a conocernos como personas,
aprenderemos a respetarnos."
Uno de los primeros conferenciantes admitió que en la actualidad muchos observadores no ven las religiones como instrumentos de paz sino como razones para un conflicto. “Nuestras manos como líderes religiosos no están limpias”, dijo el rabino Richard Marker del Comité Judío Internacional para Consultas Interreligiosas.
A ello añadió que la experiencia de demasiadas naciones y de sus Gobiernos “es que la religión es motivo de división, lo cual va en contra de los valores compartidos”.
El curso de verano sobre relaciones interreligiosas del Instituto, que este año celebra su quinta edición, reúne a estudiantes de las tradiciones judía, cristiana y musulmana para un tiempo de estudio, experiencia compartida de los espacios sagrados de unos y otros, y reflexión sobre sus propias culturas, espiritualidades y visiones del mundo.
El alumnado está constituido por nueve hombres y catorce mujeres. Diez de ellos son cristianos, siete son musulmanes y hay seis judíos.
Han venido de América Latina, Europa Occidental y Europa del Este, Oriente Medio, Asia y Australia. Hay tres hermanas de órdenes religiosas de Colombia, Guatemala y Rumania. Tres estudiantes proceden de Israel y hay tres palestinos.
Danielle Antebi de Israel, que tiene formación académica en criminología y política internacional, estaba ansiosa por hacer el curso después de la experiencia positiva de su hermano como estudiante el pasado verano. “Mi hermano es arqueólogo y hace presentaciones sobre Israel en diversos lugares”, dice, “y quería tener la oportunidad de conocer personas de diferentes países y escuchar sus opiniones sobre Israel y sobre las relaciones entre personas de distintas religiones”.
Antebi decidió que un mes en Bossey con vistas al lago de Ginebra le brindaría “una gran oportunidad para conocer y relacionarse con personas que representan varias culturas”.
Charlotte Lindhé se enteró del curso gracias a su pastor de la Iglesia de Suecia. Tras terminar la enseñanza secundaria, comenzó un ambicioso programa de viajes y excursionismo de mochila que la ha llevado a China, el Sudeste Asiático y Oriente Medio. Entre sus próximos destinos están Grecia, la India y América del Norte.
“Espero saber más de mi propia religión en relación con las creencias de otros”, explica, “y espero poder compartir lo que aprendo con mi parroquia y otras personas cuando vuelva a Suecia”.
Lindhé dice que su visita a Israel y Palestina despertó en ella el interés por la actividad interreligiosa pues allí vio “religiones que coexisten, pero que realmente no conviven”.
Pasar de tolerar las diferencias a valorarlas
Mohammed Azhari de Australia, que cursó estudios de enseñanzas islámicas y diálogo interreligioso durante sus estudios de posgrado en Damasco, ve el curso de Bossey como “una excelente oportunidad para venir a encontrar personas de otras creencias. Aquí empezaremos por construir una comunidad entre nosotros con la esperanza de que sea el primer paso hacia algunos logros mayores”.
Azhari ve a los estudiantes preguntarse: “¿Cómo alcanzan las personas la paz por medio de la oración, de sus creencias? Al llegar a conocernos como personas, aprenderemos a respetarnos. De esta manera podemos pasar de la mera tolerancia a la valoración, a la aceptación de lo que nos hace diferentes incluso. Y es lo mejor, ya que es la ignorancia la que conduce a los conflictos”.
Durante la primera semana de clases, el gran rabino Marc Raphaël Guedj, presidente de laFondation Racines et Sources (Fundación Raíces y Fuentes), se sumó al rabino Marker para hablar de judaísmo.
La profesora Fawzia Al-Ahmawi de la Universidad de Ginebra y Hafid Ouardiri, presidente de la Fundación Ta'aruf (conocimiento mutuo), ofrecen sus conocimientos especializados sobre el islam; el cristianismo será interpretado por varios miembros del personal del Consejo Mundial de Iglesias (CMI) y el profesor S. Wesley Ariarajah de la Drew Universityde los Estados Unidos de América.
El profesor Odair Pedroso Mateus del Instituto Ecuménico, coordinador académico del curso de verano de 2011, apoya esta oportunidad de “promover el encuentro sin provocar el conflicto”, de plantear preguntas difíciles y estudiar la posibilidad del “diálogo como medio de cambio pacífico” en el mundo, de “fomentar la comunidad entre civilizaciones, en vez del choque de civilizaciones”.
La administración del Instituto Ecuménico tiene muy presentes los diversos hábitos alimenticios de los estudiantes, y se han dispuesto espacios para el culto adecuados a cada una de las tradiciones religiosas representadas.
Fundado en 1946, el Instituto Ecuménico de Bossey es el centro internacional del CMI para el encuentro, el diálogo y la formación. Está vinculado a la Universidad de Ginebra mediante un acuerdo de convenio con la Facultad Autónoma de Teología Protestante de esa universidad.
El curso de verano ha sido organizado conjuntamente por el Instituto Ecuménico, el programa del CMI sobre Diálogo y Cooperación Interreligiosos, la Fundación Ta'aruf y laFondation Racines et Sources.
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(*) Theodore Gill es editor sénior de Publicaciones del CMI en Ginebra y pastor ordenado por la Iglesia Presbiteriana (Estados Unidos de América).
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